lunes, 8 de diciembre de 2008

Sun Tzu en la política de nuestros días

El “Arte de la Guerra”, es quizás una de las obras más influyentes de los tiempos, que tuvo sus orígenes en China en los años VI a.c. y que posteriormente se fuera esparciendo dentro de Asia, en la época del renacimiento se extendió hacia Europa, y posteriormente pasó a una tercera etapa de gran expansión durante el período de la guerra fría[1] en la que prácticamente se universalizó mediante su irrupción en una serie de disciplinas no únicamente las militares si no también a la ciencia política. A continuación analizaremos sus principales aportes a la ciencia política en dos áreas particulares, en las relaciones internacionales y la comunicación política.

Antes de revisar dicho impacto, es necesario primero puntualizar aquellos ejes centrales del “Arte de la Guerra”. Como su nombre lo indica es un texto el cual por excelencia se refiere a las estrategias militares adecuadas para lograr obtener la victoria en el campo de batalla, plantea dentro de sus capítulos la noción de cómo es que deben unirse las distintas tácticas, la información necesaria y sabiduría.

Realiza de esa manera un análisis de las diversas etapas con las que cuenta una guerra, y señala que para su análisis es necesario tener en cuenta determinados factores: “El primero de estos factores es la política; el segundo, el clima; el tercero, el terreno; el cuarto, el comandante; y el quinto, la doctrina.” En el caso de la política si bien la visión de Sun Tsu se refiere a un estado de armonía entre soberano (gobernador) y su pueblo, esto en el contexto de la guerra se debe a la búsqueda de unificación de pensamiento, en el sentido de que uno no puede ir a la conquista o marchar hacia una larga guerra, si es que el pueblo no está dispuesto a acompañarlo en una empresa cualquiera que fuere esta, las probabilidades estarían en contra.

Entrando en el plano de las relaciones internacionales se podría mencionar que Sun Tzu es de los primeros autores que se podrían considerar como realistas en lo que se refiere en el campo de la guerra. Ya que las creencias centrales sobre la guerra, es que en primera instancia “yo me puedo tornar invencible” esto es debido a que en el conocimiento de mis debilidades puedo encontrarme preparado para el ataque del enemigo y de esa forma garantizar que de entrar en batalla no seré derrotado; sin embargo, no puedo garantizar que el rival sea vulnerable saber cómo vencer no implica que vaya a vencer.

El segundo aspecto realista, se da en el caso en el que plantea sobre cómo es que se debe de vencer al enemigo, sugiere así que la guerra no es la primera salida a la que uno debe acudir para lograr una victoria. Someter al enemigo que nos enfrentemos sin la necesidad de luchar es considerado como suprema excelencia. Es así como el conflicto en sí gira en torno a nuestra capacidad de poder vencer la estrategia de nuestro oponente. En su defecto se debe de buscar aislar al enemigo, mediante la ruptura de sus alianzas, de esta manera se le aísla logrando de esa manera su rendición. O finalmente, el camino a elegir es el atacar a su ejército directamente.

Es así como es que las ideas propuestas por el autor calzan en aquellas sugeridas por lo que posteriormente sería el realismo dentro de las relaciones internaciones.

En el caso de la comunicación política, que se encarga de la implementación de estrategias para lograr una influencia efectiva sobre una tercera persona, esto se debe principalmente en el caso de las campañas electorales, que es aquellos períodos en los cuáles se realiza la lucha por el poder, en el caso de los sistemas presidencialistas por el ejecutivo, mientras que en los parlamentaristas por el legislativo; sin embargo, es quién cuenta con la mejor estrategia aquél que se encuentra con una mayor posibilidad de poder ganar las elecciones.

En el caso particular de América nos encontramos con que cada vez la competencia se torna de mayor nivel de profesionalización, ejemplo claro, el de las recientes elecciones estadounidenses, en las que se pudo apreciar que fue una clara lucha estratégica, se necesita conocer a quién te enfrentas, cuáles son sus potencialidades y debilidades de nuestra campaña. Exactamente al igual como señala “El Arte de la guerra”, es necesario contar con unidad dentro del partido, ante un partido dividido son mayores las posibilidades de una derrota.

Por otro lado, también se necesita blindar al candidato, como señala Dick Morris[2], no importa cuánto te ataquen, siempre y cuando tengas tus argumentos sólidos y blindados, similar a lo que mencionaba Sun Tzu con las ciudades y la capacidad de volverse invulnerable y de esa manera sacar ventaja de las estrategias erróneas del enemigo, a su vez también se puede tratar de quitarle las posibilidades de alianza, tal como hizo Obama en las primarias aliándose a la familia Kennedy, adelantándose.

En síntesis, como este pensamiento que inicialmente pudiese ser visto como una teoría de la guerra propuesta por Sun Tsu, demuestra poseer elementos que son traídos a la modernidad, desde términos tan diferentes como las campañas políticas y las relaciones internacionales.
Referencias.-

[1] http://www.interpolitica.com/cms/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=60
[2] Otrora asesor de campaña de Bill Clinton en El Nuevo Príncipe.
Bibliografía
Sun Tzu, El Arte de la Guerra
Samuel Sánchez Peñaflor

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